Claramente cuando se inició
el "nuevo milenio", marcó un hito histórico; un antes y un después.
Entre la era industrial y era tecnológica. A los inicios de los años 2000,
el principio de virtualidad iba en aumento. También en ello; la producción
de nuevas máquinas. Se escribieron relatos, ficciones, películas, series
de televisión y entre otros medios, para poder dibujar "mundos
imaginarios". Toda esta producción audiovisual, se creó con el fin,
para «emular la era» para así ejemplificar -¿qué sucedería?-.
Hoy, dentro de la segunda
década del Siglo XXI, estas ficciones del inicio, solo fueron ficciones
post-apocalípticas.
Sin embargo, la realidad que
mantuvieron estos relatos, siempre fue la inseguridad del ser humano, por parte
de las máquinas. Muchos trabajos que eran laborados por
"operarios"; ahora mismo están siendo sustituidos por máquinas,
oficios de índole autómatas.
La fabricación de tuercas,
la creación de trabajo de carácter repetitivo de índole similar, la gran
mayoría, han sido desplazados por las máquinas. Generando así una brecha entre
la pobreza y la miseria social. Dentro de la década del Siglo XXI, se ve más
pobreza, más violencia e inseguridad.
La realidad y la
virtualidad; ha estado situado dentro de un medio que pueda satisfacer y hacer
la vida del ser humano mucho más fácil. Es todo lo contrario.
Se puede asumir que el
modelo de aspecto económico ha cambiado, se ha estado automatizando cada
vez más, dejando la brecha cada vez más desigual que antes. Más riqueza para
pocos, y más pobreza para los demás.
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