La región centroamericana es un lugar donde se ha
evidenciado las grandes desigualdades sociales. La lucha entre ricos y pobres.
Para mejorar las condiciones se ha tomado en cuenta que la educación es un
medio para subir de ascenso social, ya que valida y certifica las condiciones
para el mejoramiento de la vida.
La presente discusión empieza a generar fricción
cuando hablamos sobre el trabajo como un derecho que dignifica al ser humano,
por tanto, entendemos que se basa principalmente en cuatro pilares: empleo,
protección social, derechos en el trabajo y diálogo social. El presente vinculo
expuesto cita el medio de una estabilidad social que todo trabajador tiene como
derecho y como deber.
Ante este panorama, aparece trabajadores en
condiciones de trabajo “precario” y trabajo “digno” que se ha evidenciado hoy
más que nunca con el uso de las nuevas tecnologías, pues acompaña además con la
idea de la libertad económica. Cuestionando así el llamado de una “libertad” a
un antagonismo de “esclavitud” siendo enfático que son dos polos opuestos y antagónicos.
Estos dos escenarios expresan cual es la suerte y la
virtud de cada uno de los dos. En todo caso debe estar presente mínimo las
condiciones, se supone que ya debe de ser discusiones ya superadas, pero más
bien parece todo lo contrario. Un gran ejemplo de ello son los trabajadores “autónomos”
que parte de sus jornadas va en relación con el uso de aplicaciones
consideradas como inteligentes:
Según la investigadora Juana María Serrano (2016)
expresa la gran brecha en el ámbito laboral contemporáneo:
Estos autónomos no tienen derecho a
un salario mínimo, ni disfrutan de condiciones laborales, tales como, permisos,
descansos, vacaciones o pagas extras, tampoco a la negociación colectiva, a la
tutela colectiva o al derecho de huelga y en materia de Seguridad Social sólo
gozan de algunos derechos, tales como, cobertura sanitaria en caso de accidente
o enfermedad, cotizaciones a la jubilación o para la invalidez, pero sin
derechos tan importantes como el derecho a la prestación por desempleo o a la
incapacidad temporal que pudiera producirse tras sufrir cualquier contingencia. (2016, p.69)
Las actuales crisis que se viven a nivel mundial a
causa de las restricciones económicas han justificado para que muchas personas comiencen
a emplearse ante estas plataformas y aplicaciones. Considerando además con el
discurso neo-liberal a generado una mayor adaptabilidad pues se fundamenta en
un tipo de “vacíos legales” teniendo una suficiencia a una respuesta que es
considerado como lógica que es la siguiente: “si genera ingresos, significa que
es utilitario”.
A un juicio mucho más sospechoso en términos legales y
técnicos el uso del vocablo de «trabajador» se sustituyo por «socios-colaboradores»
que en términos jurídicos disfraza y rechaza el estado social de derecho y las garantías
y luchas laborales que se lucharon en siglos pasados. Pues, además, considerarse
además como trabajo voluntariado es la ausencia de retribución económica.
Para nadie es un secreto que toda empresa siempre quiere
percibir ganancias con la formula de reducir los costos operativos y fijos lo
más que pueda. Con la búsqueda de la competitividad lleva a recurrir la forma
de trabajar más eficaz tanto para corto como largo plazo. Un problema consiente
que se percibe en el país es el uso de “trabajo no declarado”. Esta práctica se
extiende a las empresas, los propios trabajadores llamados “colaboradores” y
administración con el tal de no reportar sus operaciones ante el Estado y el
pago de tributos o impuestos. Siendo una herramienta para la elusión o evasión
de impuestos.
Ante esta práctica de “trabajo no declarado” ya
percibimos el inicio del trabajo informal en el campo de la formalidad. Ya que
efectivamente empieza a empeñarse y a educar a los colaboradores ante estas experiencias
como algo normalizado.
Fuentes bibliográficas:
Serrano, J. (2016). Trabajo “decente” versus trabajo “pobre”.
Titular de Universidad, Facultad de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina,
UCLM, pp. 63-76.