miércoles, 2 de septiembre de 2020

EL CONOCIMIENTO (I)

 

¿Somos capaces de un conocimiento cierto? ¿Podemos llegar a la verdad? ¿Es posible el conocimiento humano? ¿Lo que llamamos verdad será acaso una mera ilusión? ¿Podemos alcanzar certezas? ¿Cuáles son los límites del conocimiento? Estas son preguntas que han estado presentes a lo largo de la historia.

 

Ante estas preguntas han surgido dos posiciones filosóficas totalmente extremas: el dogmatismo y el escepticismo (gnoseológicos). Para el dogmatismo, la posibilidad del conocimiento es innegable, es más, ni siquiera cabe la pregunta de si es o no posible el conocimiento, pues “basta abrir los ojos para conocer”, la realidad se impone al sujeto, impactando no solo sus sentidos, sino también su pensamiento.

 

El planteamiento del dogmatismo equivale a una desvalorización del conocimiento entendido como “correlación entre el sujeto y el objeto”; desvaloriza la función del sujeto y no reconoce la existencia de un problema.

 

El planteamiento dogmático es el punto de vista del hombre común, pues quien no se plantea cuestiones filosóficas, simplemente admite el conocimiento como un hecho. Para nada reconoce las aportaciones del sujeto en el acto cognoscitivo: los objetos estarían en nuestras sensaciones y en nuestro pensamiento “tal cual aparecen en la realidad”.

 

Por su parte, los escépticos niegan que esto sea así; creen que el conocimiento no es posible, pues hay tantas opiniones sobre una misma cosa, que no hay manera de comprobar si son o no ciertas. Así que es mejor no pronunciar opinión alguna, simplemente el sujeto es incapaz de alcanzar conocimientos verdaderos. Los escépticos radicales sostienen tres planteamientos fundamentales:

 

•Nada existe.

•Si algo existiera no podemos conocerlo.

•Si pudiéramos conocerlo, no podemos comunicarlo.

 

(1632-1704) 72 años de edad

Planteados estos puntos de vista extremos hace falta examinar planteamientos alternativos que impliquen una síntesis entre las afirmaciones dogmáticas y escépticas; entre estos planteamientos es necesario examinar al subjetivismo, al realismo, al pragmatismo y al criticismo.

JOHN LOCKE (Inglaterra, 1632 -1704)

 

En su obra "Ensayo sobre el entendimiento humano", 1690, escribe:

“Si pretendiese aburrirte con la historia de este Ensayo, podría contarte que cinco o seis amigos, reunidos en mi habitación, que discurrían acerca de una cuestión muy alejada de lo que aquí se expone, llegaron muy pronto a un punto muerto, debido a las dificultades que aparecían por todas partes. Después de habernos devanado los sesos durante un tiempo, sin lograr aproximarnos más a la solución de aquellas dudas que nos dejaban perplejos, se me ocurrió pensar que avanzábamos por un camino equivocado; y que antes de comenzar indagaciones de aquella naturaleza, era necesario examinar nuestras capacidades, para ver cuáles eran los objetos que nuestra inteligencia estaba o no en condiciones de tratar.

Propuse tal cosa a mis compañeros, que enseguida lo aceptaron; convinimos que esa sería nuestra primera investigación" .

 

REFERENCIAS: Ministerio de Educación. (2015). Desarrollo del Pensamiento Filosófico. Quito: Ecuador. Maya Ediciones. pp.78.

martes, 25 de agosto de 2020

¿QUÉ ES LA VERDAD Y CUÁLES SON LOS CRITERIOS PARA ESTABLECERLA?

 

Supongamos que alguien emitiera las siguientes afirmaciones: “Juana es una verdadera madre: ser ocupa con gran responsabilidad de sus hijos”, “El atentado de las Torres Gemelas de Nueva York fue un hecho verdadero” y “Es verdadero que en la geometría euclídea por un punto exterior a una recta solo pasa una paralela a esa recta”. ¿Estaría empleado el termino de verdadero/a en todos los casos?

En rigor no lo está en todos ellos sino en uno solo. En el primer caso lo que se quiere decir es que Juana es una madre que cumple adecuadamente con los deberes que ese rol social impone y en el segundo, que el atentado fue un hecho real y no una ficción. Ni los hechos ni las personas tienen valor de verdad: existen (o no) y (en caso de existir) tienen determinadas características; cuando las personas dicen la verdad, habitualmente se dirá que son veraces, pero solo se puede predicar verdad o falsedad, habitualmente se dirá que son veraces, pero se puede predicar verdad o falsedad de las ideas (pensamientos) y de las preposiciones que expresan esas ideas, si es que podemos separar el pensamiento del lenguaje.

¿Qué quiere decir entonces una proposición verdadera? La ciencia fáctica se considera que una hipótesis es verdadera cuando se adecua (o coincide o concuerda) con la realidad y lo que mismo podríamos decir de muchas de las afirmaciones que emitimos en nuestra vida cotidiana; en cambio, en ciencia formal, una proposición, como, por ejemplo, un teorema, es verdadera cuando es coherente con las otras preposiciones (axiomas y teoremas) que integran el sistema.

Así en principio podríamos hablar de dos tipos de verdades: la de hechos, referida al mundo real, y las de razón, referidas al mundo de los objetos ideales, como los entes matemáticos. Esta clasificación fue propuesta por Leibniz, filósofo alemán de finales del siglo XVII, para referirse en el primer caso a objetos o situaciones contingentes –que puede ser como no ser– y en el segundo a relaciones necesarias –tales que su contradictoria posible–. Por ejemplo, el agua hierve a 100 grados, pero podría hervir a cualquier otra temperatura, por ello la verdad correspondiente es fáctica o, de hecho. En cambio, el postulado euclídeo que mencionamos antes es, dentro de ese sistema, una verdad, necesaria, ya que su contradicción implicaría una geometría diferente (lo que era, además impensable en la época de Leibniz).


¿ES UN CONEJO O UN GANSO?

A su vez, esta clasificación de las verdades sigue una tradición filosófica en la que cabe citar como el antecedente quizá más significativo a la teoría platónica, según la cual habría dos caminos de conocimiento: el episteme (ciencia) y la doxa (opinión), captación sensorial que solo nos permite conocer las apariencias que cambian. Hay que recordar que en la Antigüedad clásica la verdad era concebida por los griegos como aletheia, que significa “descubrimiento” o “revelación de algo que está oculto” y aluda al descubrimiento de lo que las cosas era realmente, a diferencia de lo que podía ser una ilusión o apariencia; así, las únicas verdades genuinas en la filosofía platónica eran aquellas que se alcanzaban por medio de la episteme.

Conclusión: La verdad se construye a partir, del conocimiento y opinión. Estas serán verdades, sin embargo cabe la posibilidad de que se puedan a llegar a falsear en algún momento.

REFERENCIA: Frassineti de Gallo & Salatino, G. (2006). Filosofia, esa busqueda reflexiva. Buenos Aires :Argentina A-Z editora S.A. p.139-140.