Uno de los grandes dilemas éticos que corresponde analizar la ética filosófica es sobre el determinismo y el libre albedrío del ser humano. En este sentido es en la toma de decisiones con base a criterios y sin ningún tipo de intervención.
Los
medios tecnológicos han tenido un peso significativo, pues la información que
aparece en las redes sociales, parte de base para construir un marco
teórico para valorar y tomar decisiones, en este sentido, se aplica el
determinismo. Pues las decisiones están sujetas a las condiciones sociales que
ahí se mencionan, pero que a la misma vez están condicionadas, debido que
solamente la información que reciben es percibido con criterio objetivo y a la misma vez con credibilidad.
Dentro
de la educación, por ejemplo que motivo la presente discusión, se creo una –app– (aplicación
computacional); que su función es brindar una orientación vocacional, para que
los estudiantes tengan una mayor valorización a la hora de realizar su escogencia de una carrera profesional a partir de sus propios criterios e intereses.
La
noticia que origino este debate se llama: Aplicación
permite a estudiantes elegir universidad a partir de objetivos por parte de
la periodista Katherine Castro (diciembre 3, 2020) y dice lo siguiente:
«De acuerdo
con Katherine Barquero, investigadora del Estado de la Educación, el principal
objetivo de la aplicación es favorecer la toma de decisiones informada por
parte de las personas que buscan estudiar una carrera de grado o posgrado; así
como, mejorar de manera continua la
cantidad y la calidad de información disponible sobre la oferta en
educación superior en Costa Rica.
Así
mismo, se puede hacer la consulta con el
nombre de la universidad para conocer sus sedes y las carreras que imparte cada
una de ellas.»
Vemos
acá, que, de acuerdo a esta lectura, los estudiantes a partir de sus intereses
ingresan sus datos personales. La aplicación procesa la información y le da al joven un resultado definitivo. De
manera que ya los estudiantes quedan peligrosamente “determinados”. Dado que la toma
de sus decisiones se lo brindó una máquina, y no el propio estudiante, siendo
este propiamente condicionado a la escogencia definitiva por medio de un procesamiento de información ofrecida por una máquina.
La
cuestión que viene a brindar este plano reflexivo, es en preguntarse, sí verdaderamente
hay libre albedrío o o no, pues una máquina se encargó de tomar decisiones tan elementales, y efectivamente,
sí hay un peso de responsabilidad ética por parte de la compañía que lo creó, o
que tan seguro es el algoritmo con los intereses de la persona.
Hay que
tener presente que se concluye, que las decisiones del ser humano, son tomadas
por una máquina a partir de algoritmos como lo plantea la aplicación. Lo
peligroso es que a la hora de indagar en escogencia de la carrera
profesional tenga una valoración reduccionista. Es decir, que los
fenómenos de la naturaleza se vean reducidas a leyes como la física
clásica, pues los intereses de los perfiles estudiantiles también pueden verse
determinadas a intereses comunes, dejando de lado el libre albedrío.
Fuentes bibliográfica:
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