Para este caso, con la creación de las vacunas por parte de las casas farmacéuticas (Pfizer, AstraZeneca) ha generado una cierta expectativa con la atención y repartición integral a todo que lo necesítese, sin embargo, asimismo la seguridad de una vacuna de acceso universal y por otro, la persona posea las dosis necesarias del esquema completo de vacunación certificar y validar que efectivamente sí los posea.
En las últimas semanas (diciembre del 2021) ha salido a la luz un titular llamado: “COVID-19: Pasaporte sanitario mediante un chip subctáneo, la propuesta de una empresa sueca”
Según Hannes Sjoblad, máximo responsable de DSruptive Subdermals como defensa a su tesis expone lo siguiente: “Un microchip implantado cuesta unos cien euros en el caso de las versiones más avanzadas, comparado con las pulseras inteligentes, que cuestan generalmente el doble; un implante puede durar 30 o 40 años, mientras que una pulsera dura 3 o 4 años”.
La presente noticia trae a la mano una
serie de debates y discusiones, principalmente enfocado a posturas sobre el
derecho de privacidad de la persona más allá de algo personal. Las personas que
están de acuerdo en utilizar el chip con consentimiento informado está de
acuerdo, pero, cabe la posibilidad de reflexionar sobre la creación de datos y
manipulación de información intima de las personas como el caso de posible:
espionaje, extorsión, por parte de “biohackers”. Todos sabemos que los hackers han
causado el robo de identidades de las personas. Pues se puede “gemelar”. Esto lo
podemos observador todos los días con casos ajenos de la suplantación de tarjetas
y depósitos bancarios, ya que cotidianamente hay robos por medio de
transferencias bancarias por medio de pagos electrónicos.
El
fraude por Internet es considerado como un fenómeno delictivo. En los últimos
años ha generado una detección ante los miles y millones de casos aumentando
todos los días y puede darse de un continente a otro por medio del uso de dispositivos electrónicos como: portátiles, computadores personales,
celulares u otro tipo de dispositivos.
Con el caso del uso de los chips que guardan información sensible, cabe la posibilidad de que pueda generar otro abanico y oportunidades de delitos informativos, ya que efectivamente el punto de debate es que las empresas no pueden asegurar la información de sus clientes. Hemos visto el caso con los fraudes y delitos, que personas se hacen llamar de una entidad bancaria, pero que no lo son. Muchos clientes de manera atenta confiaron en las empresas por la protección de datos, pero de manera astuta, los delincuentes se las ingenian para obtener la información clasificada y lo utilizan con intención de malicia.
Con respecto al uso de un chip subctáneo que visualice
y sustituya el uso de un pasaporte sanitario pone en duda, si justamente, los
datos o la supervisión de los datos entren en juego en la protección de la
identidad de las personas, o más bien pone en cuestión sobre el enfoque ético
de la privacidad de las personas que deseen utilizarlo.